Aquí os dejo con otra colaboración de Juan. Hoy una novela histórica:
Me toca una reseña difícil.
Juan Eslava ha sido un referente para mí en
lo tocante a narrativa histórica. Admiro su obra; es inteligente, está bien
elaborada y logra lo que debe perseguir toda novela de época: el viaje en el
tiempo. «En
busca del unicornio» se convirtió en una de
mis novelas favoritas. «Guadalquivir» era exquisita. Y otras
más recientes, como «El mercenario de Granada» tampoco estaban
mal.
Pero lo cortés no quita lo valiente.
Expondré –en mi opinión– las luces y sombras de la última novela de este autor
jienense nacido en 1948, ganador del premio Planeta de 1987 y de otros muchos galardones. Y a ver si en la
próxima Feria del Libro logro acercarme a saludarlo a la firma de turno
(siempre me ha dado apuro; por respeto, timidez, o porque soy un bobaco).
«Últimas pasiones del caballero Almafiera». Año 1212. Con el trasfondo de la batalla de las Navas de Tolosa y la
historia personal de los cruzados que vienen de toda Europa a luchar contra el
moro, en especial la del caballero Gualberto, provenzal, guapete, venido a pobre
por azares de la vida, y más curtido en lides que un pellejo de Ubrique, Juan
Eslava construye un cuadro medieval de asombroso realismo. Nuestro autor es un recreacionista de primera fila, y éste
es quizás el único reproche que le encuentro a la novela, porque va en
detrimento de la misma. Me explico: el que quiera asomarse a los usos y maneras
de la España del siglo XIII encontrará en este libro una guía imprescindible,
con una prosa narrada en presente, en primera persona, con el léxico y ciertas
formas gramaticales del castellano de la época. Una prosa altamente visual, cercana,
explícita y minuciosa. Pero el que esté buscando una novela de puro entretenimiento,
ágil, llena de intrigas y misterios, con asesinatos de partida, giros cercanos
al desenlace, final abierto para posible/s secuela/s, y todos los condimentos
propios de la narrativa de mostrador de novedades, va a desesperar con la
lectura de ésta. Incluso a mí me costó encontrarle el punto. Hay ciertos libros
que te exigen un nivel distinto de comprensión. «Moby Dick» puede ser un peñazo de 800 páginas sobre la vida a bordo de un
ballenero del siglo XIX, con capítulos enteros disertando sobre los distintos
tipos de ballena espermática y las dimensiones de su cola, o puede ser un viaje
iniciático-poético sin igual a través de los siete mares. Con «Últimas pasiones del
caballero Almafiera» pasa lo mismo. Capítulos cortos y reflexivos; ritmo lento, sosegado.
No hay prisa. Contempla y saborea.
Luego está el tema de las coñas. ¡Ach!
Se agradece el humor, casi todo él de
naturaleza escatológica y dedicado al sistema excretor humano y a nuestras
costumbres de apareamiento. Aviso de opinión subjetiva: tanta
caca-culo-pedo-pis puede resultar cargante, aunque también logra los momentos
más jocosos de la novela. Pero hay un par de referencias que no logré digerir:
la denuncia del inepto bufón llamado Zapatitos (supongo que refiriéndose a Zapatero), la referencia a la cocina deconstruida (con estas
palabras, muy del siglo XIII), la protesta contra las consumidoras de novela romántica (poco halagadora para
los seguidores de este blog), el uso de términos como «carbohidratos», «esternocleidomastoideo» y «celulitis», y la
inclusión de ciertos homenajes privados a un par de amiguetes autores (ellos
saben quiénes son).
¿Errores de novato? Ojo, que Juan Eslava no
lo es; él viene ya de vuelta de todo y, ¡qué concho!, es muy libre de hacer lo
que le plazca en sus novelas, que se lo ha ganado a pulso. «Últimas pasiones del
caballero Almafiera» es una obra de alta calidad, como todas sus creaciones. Destila
esfuerzo y trabajo duro. Me encantó. Suelo decir que no se debe usar la narrativa
histórica (que es ficción al fin y al cabo) para aprender historia, sino libros
científicos, ensayos de divulgación y monografías. Juan Eslava es la excepción
a esta regla. Gracias, maestro. A seguir bien.