Hyperion
(1989), de Dan Simmons
Había dejado de leer. Estaba hastiado de los
títulos comerciales, ya no disponía de mis toneladas de tiempo libre y, además,
me había cansado de mi género habitual, la novela histórica, que mal cocinada
viene a ser un plato insípido que harta al primer bocado. No tenía apetito, la
verdad. La lectura, la escritura -la Literatura- se habían convertido en una
obligación, en un plato de coles, y el ocio nunca debe serlo.
Entonces, una noche, recibo una afortunada
recomendación de un joven autor –el señor Fernández-Weiss–, y recupero la
emoción y la admiración por otro de mis géneros favoritos, la Ciencia Ficción,
y por uno de sus títulos: Hyperion.
Hyperion es un valor en alza. Muy conocido, por cierto; tiene una legión de seguidores.
Es uno de esos títulos alejado de las operaciones de marketing depredador de los fast-seller
que va escalando posiciones con el paso de los años a base de admiración
sincera y de un entusiasta boca-oreja. Todo un descubrimiento no sólo para los
amantes de la Sci-FI, sino para los amantes de un buen texto. Porque Dan
Simmons maneja. Dan Simmons conoce el poder del lenguaje, el efecto de las
palabras y el concepto de estructura narrativa.
Algunos datos antes de dar mi opinión
personal.
Hyperion, primer título de una tetralogía llamada Cantos de Hyperion, aunque sólo me han recomendado los dos primeros
títulos. Sospecho que el autor debió sucumbir finalmente al efecto “Spaceballs
2: A la búsqueda de más dinero”. No lo sé.
Hyperion ganó los premios literarios Hugo y Locus en 1990, muy importantes
dentro del género. He leído que se prepara una película, pero no hay nada
sólido al respecto. Si al final la hacen (si la hacen bien), será una space opera algo distinta a lo que nos
tienen acostumbrado; porque Hyperion sorprende. Sorprende su belleza visual,
sorprende su intriga, sorprende el majestuoso trabajado de crear 700 años de
historia humana hacia el futuro con un detallismo y una riqueza propias de una
labor de enciclopedia. Pero lo que más me gusta es el tratamiento de la
información. Y antes de hablar de este aspecto explico el argumento del libro:
En la Red de Mundos de la Hegemonía, en el
siglo XXVIII, y con nuestro Planeta Tierra destruido hace siglos por el llamado
“Error” –una especie de mini-agujero negro interno que se papeó el planeta y que
fue provocado por científicos pero no sabemos exactamente cómo–, en este
panorama, digo, existe una criatura llamada el Alcaudón que tiene su propia
Iglesia. Siete peregrinos, a cada cual más complejo, se unirán para hacerle una
visita y evitar la guerra entre la humanidad que vive en los planetas de la Red
de Mundos, los éxters, que son humanos que viven en el frío espacio, y las
inteligencias artificiales del Tecnonúcleo.
La gracia de Hyperion, como decía, está en su estructura narrativa y en cómo se
desgrana la información. En las primeras páginas no sabes qué leches es el
Alcaudón, ni por qué tiene su propia Iglesia, ni el porqué de la peregrinación,
ni nada de nada. Pero cada uno de los peregrinos tiene una historia personal
que contar, a cada cual más compleja, y con cada historia vas completando el
puzle y averiguando más aspectos de un universo futurista distópico pero
plausible.
Esta estructura se asemeja a la de los Cuentos de Canterbury. De hecho, el
libro entero es un homenaje a la literatura inglesa, y en especial al poeta
romántico John Keats (1795-1821).
Otra de las múltiples lecturas de Hyperion aborda
el tema de las religiones. Las religiones en el futuro, claro. Cada peregrino pertenece
a una diferente. El padre Hoyt es un sacerdote católico, siendo el catolicismo
una religión decadente y olvidada. Tenemos a un general musulmán criado en
Marte, un profesor judío para el que el Judaísmo, después de la destrucción de
Israel con el planeta Tierra, ya no tiene la relevancia de antes. Tenemos a un
agnóstico hedonista que ha picoteado de todas las religiones habidas y por
haber, a una detective privada bastante atea que sólo cree en el revólver de su
padre, ¡y hasta a un templario amante de la ecología! ¿Y en qué consiste el
misterioso culto al Alcaudete, digo, al Alcaudón, también llamado el Señor del
Dolor o el Señor de la Expiación Final? Habrá que leerlo.
En resumen, he vuelto a retomar y a disfrutar
del hábito de la lectura gracias a Hyperion.
Sus páginas destilan talento, esfuerzo y belleza lírica. Coge un título de
Ciencia Ficción con algunos toques de hard
fiction asimilables por cualquiera, añade una intriga bien llevada, un
racimo de historias entreveradas en las que cada cual es mejor que la anterior,
colócalo todo un marco trabajado y creíble 700 años en el futuro y el plato
resultante roza la alta cocina literaria. Que aproveche.
Me alegra mucho ver que mi recomendación te ha caído en gracia, Juan. Sobre el libro de Simmons, ya sabes mi opinión, pero la dejo por aquí para que los lectores del blog se hagan una idea (aunque no deja de ser una opinión irrelevante y subjetiva de un tipo cualquiera): desde que tengo trece o catorce años habré leído cinco, seis, siete centenares de novelas, y los "Cantos de Hyperión" son una de las mejores obras con las que jamás me haya cruzado. Absolutamente imprescindible para cualquier amante de la Sci-Fi, y harto recomendable para lectores en general. Creedme, no sólo dignifica el género fantástico, sino que dignifica la Literatura, así, con mayúsculas. Su lectura cambiará sin duda la percepción de cutre, frívolo o naïf que tiene este género, tan poco apreciado por el público español.
ResponderEliminarNo, si al final voy a tener que leérmelo... ¬¬
ResponderEliminar¡Jajajaja! Léelo, pero sólo si de verdad amas la literatura :D
ResponderEliminarMe encantó este libro, vamos, Simmons en general me gusta pero Hyperion es un titulazo
ResponderEliminarBesos
Besos, guapa. Gracias por pasarte!!
ResponderEliminarOtro de mis eternos pendientes. Con lo que me gusta Dan Simmons...
ResponderEliminarLo acabo de terminar de leer... aún no me recupero del choque. Uno de los mejores libros que me he leído.
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